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Los escape room son juegos de aventura que suponen un desafío o reto a nivel físico y mental. En ellos se encierra a un grupo de jugadores en una habitación donde deberán resolver una serie de enigmas con el fin de escapar antes de que finalice el tiempo disponible. Cada juego tiene una historia y está ambientado en un escenario diferente: una casa encantada, una nave espacial, la guarida de un asesino en serie, etc.

Los primeros escape room fueron creados en Japón en el año 2007, pero pronto su popularidad se extendió fuera del país nipón llegando a las principales ciudades del mundo. Un ejemplo es el de la franquicia húngara Parapark que se fundó en 2011 en Budapest. Su creador Attila Gyurkovics aseguró basarse en su experiencia como entrenador personal y en las teorías del profesor de Psicología húngaro-estadounidense Mihály Csikszentmihályi, autor de la “teoría de flujo”.

La teoría de flujo aplicada a los escape room.

La teoría de flujo, también conocida como “teoría de la experiencia óptima” consiste en realizar una actividad que nos reporta sensaciones positivas y que requiere una implicación total para lograr un objetivo (en este caso, escapar de una habitación).

Para Csikszentmihályi los componentes esenciales de una experiencia de flujo serían:

  • Concentración: el flujo (también conocido como “la zona”) es un estado mental en el cual la persona está totalmente inmersa en la actividad que realiza. Los escape room son aventuras inmersivas que se centran en la resolución de un problema y fomentan el desarrollo de habilidades como la lógica, la memoria y la creatividad.
  • Objetivos claros: la experiencia óptima se consigue cuando enfocamos nuestras destrezas y habilidades hacia metas definidas y alcanzables. En los escape room la meta del juego es lograr salir de una habitación en la que estamos encerrados con nuestro grupo de amigos. Es una experiencia que tiene una meta definida y que además es alcanzable porque el juego ha sido ideado al detalle para que así sea.
  • Equilibrio entre el nivel de habilidad y el desafío: el estado de flujo se produce cuando existe un equilibrio entre los desafíos que estamos afrontando y nuestro nivel de experiencia y habilidad en esas áreas. Por eso, los escape room tienen diferentes niveles de dificultad para nuevos jugadores o para jugadores más experimentados. Su desarrollo se basa en un sistema de logros (éxitos y fallos) que proporciona una retroalimentación directa, haciendo que sea posible el aprendizaje. El hecho de que la actividad se ajuste a la experiencia de los jugadores y no sea excesivamente complicada, favorece la motivación y la participación activa del grupo.
  • Actividad gratificante: una de las condiciones necesarias para que se produzca una experiencia óptima según Csikszentmihályi es que la actividad a realizar sea gratificante y no percibida como un esfuerzo. La finalidad de los juegos escape room es el disfrute. Los logros que podemos conseguir causan una satisfacción inmediata (por ejemplo, resolver un puzzle o encontrar una llave para abrir un cajón). Además, el hecho de que sea un juego contrarreloj, aporta un nivel de estrés positivo, obligándonos a dar lo mejor de nosotros mismos.

Los escape room son juegos colaborativos.

La principal característica de los escape room es que son juegos en equipo y de hecho, muchos de los retos están pensados para que no puedan ser completados sin la ayuda de un compañero.

Compartir un reto colectivo nos anima a cooperar aprovechando las fortalezas y compensando las debilidades de cada miembro del grupo. Esto nos permite desarrollar otras capacidades que van más allá de la inteligencia o la creatividad, como podrían ser las habilidades sociales (escucha activa, conversación en grupo, expresar y recibir refuerzos), la organización, el trabajo en equipo o la empatía.

En definitiva, además del entretenimiento y la diversión, los escape room tienen muchos beneficios positivos para el aprendizaje y las relaciones sociales. Eso sí, es importante que la modalidad del juego se adapte a la edad de los participantes. Los menores que deseen participar de estas actividades deberían hacerlo acompañados de un tutor.

¿Has tenido la oportunidad de participar alguna vez en un escape room?

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