La estimulación cognitiva (EC) es un conjunto de técnicas diseñadas para mejorar y mantener las capacidades mentales de una persona, por ejemplo: la orientación, la atención, la memoria, el lenguaje, el razonamiento, la abstracción y la praxis.
A medida que cumplimos años nuestro cerebro también envejece y vamos perdiendo conexiones neuronales. Un programa de estimulación cognitiva puede ayudarnos a conservar las capacidades existentes, ralentizando el deterioro causado por la edad.
De todos modos, es conveniente aclarar que la estimulación cognitiva no es exclusiva del adulto mayor. Personas de todas las edades pueden valerse ella para mejorar su calidad de vida, su rendimiento laboral o mantenerse mentalmente activas.
Estimulación cognitiva para niños o estudiantes.
Las técnicas de estimulación cognitiva son útiles para que los niños mejoren su nivel de atención y concentración, dos habilidades esenciales durante el proceso de aprendizaje. También favorece la comprensión lectora, la adquisición de vocabulario nuevo, la expresión verbal y la capacidad de abstracción. Todo esto se refleja en una mejora del rendimiento académico y en el desarrollo de las capacidades creativas.
Normalmente, el tratamiento se realiza a partir de los 6 años en niños con dificultades de aprendizaje por un déficit atencional, con o sin hiperactividad. Antes de comenzar la terapia es necesario realizar un proceso de evaluación psicopedagógica. Las técnicas empleadas estarán en función de la edad del menor y de la etapa de escolarización: básica, media o pre-universitaria.
Estimulación cognitiva en personas adultas sin deterioro de las capacidades mentales.
Los beneficios de la estimulación cognitiva van más allá de sus aplicaciones terapéuticas. También se puede utilizar con fines preventivos para evitar el deterioro de la función cerebral.
El concepto de “neurofitness” se ha vuelto muy popular en los últimos años y tiene entre sus representantes a figuras como la terapeuta Catalina Hoffmann, experta en estimulación cognitiva y entrenamiento cerebral. Hoffmann insiste en la necesidad de empezar a entrenar el cerebro cuando aún somos jóvenes y dice que la franja de edad de los 30 a los 40 años es decisiva para ampliar la reserva cognitiva y retrasar los efectos de diferentes patologías como la demencia.
Rehabilitación cognitiva.
Tiene por objeto recuperar las capacidades mentales que se encuentran deterioradas debido al paso de los años o a alguna enfermedad. El ejemplo sería el de un paciente con deterioro cognitivo leve y principio de demencia. En estos casos la memoria suele ser la capacidad que antes se ve afectada. Las técnicas de estimulación cognitiva pueden ayudar a estas personas a evitar la desconexión con su entorno, fortalecer las relaciones sociales y potenciar la autoestima.
¿Cuál es la base neurobiológica de la estimulación cognitiva?
La estimulación cognitiva genera cambios en la plasticidad cerebral, entendiendo esta como la capacidad del sistema nervioso para adecuar su estructura y funcionamiento a la diversidad del entorno.
Nuestro cerebro tiene la capacidad de establecer nuevas conexiones sinápticas si se produce un deterioro cognitivo en algunas áreas. La EC puede crear nuevas conexiones neuronales para recuperar aquellas capacidades que se han perdido y conseguir una mejora del funcionamiento cerebral.
Algunas de las capacidades cognitivas que pueden mejorar son:
- Atención
- Comprensión
- Memoria
- Capacidad de procesamiento
- Orientación
- Lenguaje
- Percepción
- Aprendizaje
- Praxias
- Razonamiento
- Control ejecutivo
En el caso de pacientes con deterioro cognitivo, el terapeuta trabajará sobre las capacidades residuales, es decir, las que aún se conservan y no las que se han perdido para evitar las sensaciones de frustración.
¿Cuáles son las técnicas de estimulación cognitiva más utilizadas?
No es posible aplicar las mismas técnicas de estimulación cognitiva es todas las personas y esto se debe principalmente a que cada cerebro es distinto. Sus mecanismos plásticos están asociados a la edad y al tipo de deterioro cognitivo que existe (Alzheimer, Parkinson y otros tipos de demencia). Por eso es importante que sean los profesionales de este campo, los neuropsicólogos, quienes realicen una evaluación de las capacidades cognitivas afectadas y creen un programa de ejercicios adecuado al nivel cognitivo y al estado emocional del paciente.
Por ejemplo, hay talleres, clases y programas especialmente diseñados para que los adultos mayores se mantengan mentalmente activos. Las actividades grupales junto a otras personas que están atravesando la misma situación suelen tener un impacto positivo ya que aumentan la autoconfianza y logran evitar el aislamiento social.
Otra forma clásica de trabajar las capacidades cognitivas son los cuadernos de EC (Esteve, Rubio, Consorci Sanitari Integral). Están dirigidos a pacientes diagnosticados con deterioro cognitivo leve a moderado e incluyen ejercicios de cálculo, aritmética, lectura y escritura o dibujo. Tienen diferentes niveles de dificultad así que es importante elegir los más adecuados al grado de deterioro del paciente. Algunos de ellos son muy específicos para una patología determinada como, por ejemplo, el Alzheimer. Gracias a los cuadernos de estimulación cognitiva se pueden mejorar capacidades como la memoria, la atención, el razonamiento o la resolución de problemas.
En el caso de los pacientes con Parkinson los programas suelen incluir ejercicios basados en la estimulación de las destrezas motoras finas (por ejemplo, la caligrafía o la grafomotricidad). El objetivo es retrasar la aparición de los problemas motores como los temblores o la rigidez.
Además, están los juegos de “entrenamiento cerebral” (o brain training). Son ejercicios que trabajan sobre diferentes capacidades cognitivas (memoria, atención, razonamiento, etc.) manteniendo el cerebro activo. Se basan en la resolución de problemas de lógica y de cálculo (un ejemplo serían los sudokus).
En los últimos años estos juegos se han pasado a las aplicaciones móviles (Lumosity, Elevate Brain Training, etc.). Gracias a la facilidad para usarlos en cualquier lugar y momento, muchas personas los descargan en sus smartphone y se entretienen con ellos a la vez que entrenan sus cerebros. Sin embargo, no han tardado en aparecer voces discordantes entre la comunidad científica que afirma que estos juegos tienen solamente un “efecto placebo” pues no hay evidencias de que sus supuestos beneficios tengan una transferencia a las capacidades cognitivas que se usan en la vida real. Recientemente algunas de estas empresas en EE.UU. han recibido multas millonarias por publicidad engañosa.
Lo que está claro, es que sus beneficios no tienen una naturaleza terapéutica ni sustituyen a los programas de EC dirigidos en el caso de pacientes con deterioro cognitivo u otras patologías mentales.
Conclusión
La estimulación cognitiva se puede utilizar con diferentes objetivos: entrenamiento cerebral (en el caso de personas con capacidades óptimas que desean mejorar su agudeza mental y prevenir el deterioro cognitivo) y terapéutico (programas de rehabilitación cognitiva para pacientes con demencia TDAH y otras patologías mentales).
El enfoque terapéutico requiere siempre de evaluación y seguimiento profesional. Conviene hacer esta distinción con claridad y buscar la ayuda necesaria para mejorar nuestra calidad de vida o la de nuestros seres queridos.
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