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Si alguien te dijera que tiene depresión, probablemente te harías una idea de lo que eso significa. Te imaginarías que esa persona se siente cansada, melancólica o vacía. Pero lo que mucha gente ignora es que existen diferentes tipos de depresión. Uno de ellos es la distimia, del griego “dys” (difícil) y “thymos” (ánimo, espíritu).

El término fue empleado por primera vez en Psiquiatría en la década de los ’70 por el doctor Robert Spitzer. La distimia es un trastorno del estado de ánimo con síntomas persistentes, aunque menos severos que en el trastorno depresivo mayor. Se estima que afecta al 5% de la población mundial.

En sus inicios la distimia se denominó también “depresión neurótica”, un término que no sólo está en desuso, sino que induce también a un importante error ya que las personas que sufren distimia no manifiestan síntomas neuróticos.

En cualquier caso, la distimia y la depresión no son excluyentes. Estudios recientes demuestran que más de la mitad de las personas con distimia desarrollarán un episodio depresivo a lo largo de su vida.

distimia¿Cómo se presenta la distimia?

La distimia a menudo tiene un inicio temprano y sutil durante la niñez, la adolescencia o la adultez temprana. Sin embargo, puede ser difícil de detectar porque su naturaleza menos severa y persistente puede hacer que la condición se sienta “normal” para esa persona.

Quienes sufren distimia asumen que esa desesperanza forma parte de sus vidas y piensan que no pueden hacer nada para evitarlo.

Los síntomas suelen mantenerse estables en el tiempo, aunque su intensidad varía. Los principales son los siguientes:

  • Desánimo
  • Baja autoestima
  • Falta de motivación
  • Dificultades para concentrarse
  • Apatía
  • Inseguridad
  • Irritabilidad
  • Sentimientos de culpa
  • Aislamiento
  • Pensamientos negativos recurrentes
  • Trastornos de la alimentación
  • Dificultades para conciliar el sueño

Es habitual confundir estos síntomas con los de una depresión, pero se trata de trastornos diferentes. La depresión incapacita a quien la padece para realizar actividades de la vida cotidiana (cosas tan simples como levantarse de la cama cada mañana). Los síntomas de la distimia no son tan severos, pero con el tiempo pueden afectar a la vida personal, laboral y familiar.

A menudo este trastorno se integra en nuestras vidas cambiando nuestra perspectiva y expectativas sobre el futuro. Esto debe a que la persona experimenta los síntomas por periodos de tiempo prolongados. De hecho, para que un adulto sea diagnosticado de distimia debe tener síntomas depresivos durante más de dos años y un año en el caso de los menores.

¿Cuáles son sus causas?

La distimia es un trastorno multifactorial. Esto quiere decir que no tiene un único origen o causa. Normalmente hay un factor genético de predisposición que se ve agravado por factores psico-sociales como el estrés o la falta de estímulos. También puede aparecer a raíz de un acontecimiento traumático que no ha recibido tratamiento a su debido tiempo.

Algunos investigadores señalan que los individuos con distimia presentan una baja actividad de los neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la norepinefrina.

Tratamiento de la distimia

La terapia cognitivo-conductual y la psicoterapia han demostrado ser eficaces ya que ayudan a modificar algunos patrones del pensamiento para lograr un cambio positivo.

Cuando la distimia tiene un origen traumático se puede abordar desde una técnica terapéutica llamada EMDR (desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares).

Algunas personas deciden practicar mildfulness para encontrar la calma interior.

Recuerda que la distimia no es un rasgo de la personalidad, es un trastorno que nos vuelve vulnerables ante el mundo y pone en peligro nuestro bienestar. Solamente los profesionales de la salud mental pueden hacer un diagnóstico de distimia.

Si sospechas que puedes tener este problema, ponte en contacto con nosotras. Podemos atenderte presencialmente en nuestra consulta de A Coruña o, si lo prefieres, reservar una cita online para una evaluación a distancia.

Con el tratamiento adecuado podrás:

  • Descubrir el origen y los desencadenantes de la distimia.
  • Modificar los pensamientos negativos que alimentan el trastorno.
  • Recuperar la confianza en ti mismo.
  • Reprogramar las vivencias negativas o traumáticas.
  • Aprender a gestionar mejor tus emociones.

Con apoyo y fuerza de voluntad serás capaz de dar un giro a tu vida.

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